A veces olvidamos que cada segundo es valioso, incluso cuando realizamos una acción aparentemente minúscula e insignificante. Frente a mi casa hay un muro gris, lleno de suciedad y desconchado que a día de hoy no cambiaría por nada. A menudo miro por la ventana como si de una pantalla de cine se tratase y no puedo sino admirarme de la belleza que pasa una y otra vez por delante de mis ojos. Observo esos pequeños gestos que la mayoría de la gente desecha como si fuesen la parte intrascendente de la vida, pero que tienen la misma importancia que cualquier otro instante.
"- No estoy dormido. Busco el mejor momento.
- El mejor momento no existe, criatura. La vida es ahora, siempre." (Lorenzo Silva, Los cuerpos extraños).